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Retratos cursianacrónicos

Para resolver como crucigramas

Por el Joven Manos de Tijera

I

Lo que hablamos en el tramonto

El parque de los ecos refrescaba

los pétalos de sol precipitados

y hacía que las hojas opacaran

la curva de tus párpados dorados

 

Al aire de las horas superpuestas

le dio un dulzor con tristes melodías

tu risa, detenida en primaveras

que el viento atardeció entre tus rodillas.

 

Recíprocos latidos de cariño

unieron en las piedras del asiento

tu voz a la atadura de mi boca

 

la mía, al verde ensueño de tu abismo,

y al borde de esa tarde de recuerdos

quedaron confesadas nuestras rosas.


 

II

Postal de un beso o Lo que ocurrió en el parque Rivera

El lago tragaba las huellas de un cielo

Que el desasosiego dejó almidonado

Y el viento arrastraba a la orilla un misterio 

Como una goleta que anclaba en tus labios.

 

Mi pecho enlutado temblaba en las ondas

De nubes partidas y tibios regazos

Y a un tiempo a tus manos le daba una rosa

Y un cúmulo ansioso de arácnidos llantos.

 

La tibia caricia de tus ojos tristes 

Meció a mis latidos desmoralizados

Y al inquieto brillo de un cisne amatista

 

Mis dedos bordearon tus mejillas libres

Y se aproximaron a indagar su encanto

Con un largo beso nuestras bocas lilas.

III

El devenir

“Tenía miedo: del contacto, de los besos, de no gustarle, de no ser bastante para ella”. El lector. Bernhard Schlink.

Las múltiples persianas de tus ojos

dejaban en mi sien deshilachada 

la luz de la mañana que se aunaba 

al témpano de piel breve y remoto.

 

Flotaba tu sonrisa incomprensible

por entre las rendijas de mis miedos 

y mi moral rendida ante tu cuerpo

se apaciguó en tus brazos pastoriles.

 

Y al filo de las horas desgranadas,

el hielo se hizo líquido en tu boca

y el cántaro inundó mi boca y barba,

 

y el fuego y el abismo se acentuaban 

con el vaivén de nuestras mismas sombras

y una pregunta para hacer mañana.

 

IV

Después del devenir o Las manchas ocre

Las perlas de mi piel que pronuncian tu nombre

ya llegan a su fin solo por esta noche

y antes de descender desde mis emociones

dibujan tu perfil que se esfuma en vapores,

 

y, entre mi soledad y tu presencia abstracta,

vacíos que hacen ver cosas que me hacen falta

se colman del manjar bemol de nuestras charlas 

fijas a una pared de este altillo de casa.

 

La música en la voz que exhala tu garganta

me sabe a mi sabor y al viento y a la magia

de libros sin ficción que ofrecen su ventana

 

del mundo que pasó por sobre nuestros bordes.

Y todo en mi interior se inunda de tu roce

y aflora en un rincón, como las manchas ocre.

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(+598)98-888-452

Revista "Barro", Uruguay

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