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Los poemas que no leo se siguen escribiendo

(Astromulo, 2022)

Por Manuel Barrios (1)
(Selección de poemas)

PALOMAS

Una paloma entra en un bar.

La gente abandona su conversación, detiene el aire en sus miradas.

Una paloma, grande, enorme, empieza a golpearse 

contra los vidrios transparentes del café en busca de la salida.

Yo detengo el tránsito entre mis brazos y la mesa para observar a la paloma.

Ayer estuve en los sótanos de la ciudad escuchando a un hombre que quería ser escuchado. 

Me vi sentado junto a personas que cruzaban sus piernas, 

reían, murmuraban y por ese instante los clientes del bar me parecieron palomas.

Había libros en los anaqueles. Libros cerrados, eternos.

¿Por qué alguien los leería?

Nuestro aliento cubría el piso de una capa de hielo fina.

Una capa blanca, algo verdosa, que al pasar la noche se transformó en baba.

Yo escuchaba al hombre con su voz quejosa. Su postura de anciano sabio, 

sus miles de epígrafes y un poema, que no sé si por acierto o error, ya olvidé.

 

Ahora miro la paloma sobrevolando la mesa de nuestros vecinos que fuman.

Hace un año tú no estabas a mi lado. Ahora estás, y tienes miedo de la paloma 

porque ella interrumpe tus recuerdos.

Sólo quieres olvidarte de lo que está pasando. 

Yo, el bar, la paloma,

y despertarte felizmente arropada por un acolchado de plumas.

Serías feliz bajo las plumas pero no eres feliz viendo volar a las palomas.

 

Por eso escribo hacia lo alto. Hacia la recámara de ese hombre sabio 

de apellido Wong que vive en Perú.

Lo que escribimos no será leído por nadie  pero lo que escuchas 

resonará en ti más allá de tu mente.

Será parte del viento, invisible y filoso, 

sin necesidad de epígrafes que amparen tus palabras.

 

Por eso escribo hacia lo alto, para que mis amigos levanten la cabeza, 

abandonen su conversación y vengan a jugar conmigo.

 

Por eso escribo hacia lo alto, para que mis poemas, al igual que esas citas larguísimas, 

se esfumen en el aire y puedan volar junto a las palomas.


 

MI ÚLTIMO POEMA

Este es mi último poema y pienso decirlo hoy, ahora, en frente de todos.

 

Hace mucho tiempo decidí dejar la poesía,

dejarla definitivamente, dejarla para siempre.

Pues entonces, he aquí mi resultado.

 

Cuento poemas a mitad de la noche pero en vez 

de versos se me aparecen ovejas.

Rebaños de ovejas que tímidas balan

para devolver sentido a esta palabra inicial.

Tú eres mi pastor, tú, incrédulo lector.

Tú guías el caminar de estas páginas porque 

en ti bala la poesía.

 

Este es mi último poema y llega en el preciso 

instante donde es mejor decir lo peor.

Ante mí aparecen rebaños de cabelleras mapuches color azabache.

Hombres y mujeres perseguidos adentro y afuera de los libros.

Grandes poemas de gesta donde las cribas mapuches 

se tatuaban con guarismos góticos, griegos y romanos.

Estrofas de ocho versos donde se rimaba el corazón de los indios 

con el corazón de los negros y a todo esto le llamaban barbarie.

 

Hace mucho tiempo decidí dejar la poesía,

dejarla definitivamente, dejarla por siempre.

Pues entonces, he aquí mi resultado.

 

¿Qué oídos, qué ojos tengo ante mí hoy?

A primera vista un centenar de ovejas prudentes,

pero si miro bien, debajo del vello, 

debajo de las nubes,

en el cuerpo de las ovejas hay una cálida, 

humeante y pegajosa

BABA DE LOBO

 

No son simples espectadores.

Son una manada de lobos hambrientos de poemas.

Te van a sonreír, te van a engatusar, 

y cuando recuerdes

habrás estado escribiendo para los lobos.

Y nadie sabrá para qué escribiste o para qué leíste

ya que en verdad a nadie le importa.

Salvo que aúllen los lobos…

 

Por estas y otras razones es que abandono la poesía.

Como el vellocino abandona a las ovejas,

es que la poesía

me abandona.

Las cosas parecen rebaños

y las ideas lobos de plata.

¿De dónde vienes? ¿Cómo? ¿Y qué…?

Adonis

EL POETA Y EL LOBO

                                                                      ​nadie es poeta en su tierra

El poeta es un lobo.

El poeta cae en la trampa del lobo.

El poeta corre por su vida como el lobo.

 

El lobo rastrea huellas de palabras antiguas.

Presiente la sangre, adivina el dolor, huele la venganza.

Palabras que el bosque heredó en sintaxis

y aún no sabe, a ciencia cierta, por qué.

 

Es necesario formar cuanto antes un comité de base para poetas-lobo.

Una falange capaz de amalgamar su imagen y desplazamiento.

Desempolvar anaqueles enteros. Sacar de los estantes,

en un acto violento, libros encuadernados con piel de asno.

 

Que el poeta empuñe la pala del excavador. 

Que explore.

Que desentierre hijos ocultos

debajo de la base de pilares de siglos y años de concreto.

Reabrir los cuadernos del horror y el romance.

Aprender a caminar entre lo muerto.

 

No es descabellado pensar en un asentamiento 

donde los poetas vivan como lobos.

Un valle entre casitas donde los poetas se encuentren.

Hablo de organizar una competencia de lanzado de palabras,

una carrera de sonidos, de poemas, de canciones, 

de signos.

Una actividad de tres minutos con versos sincronizados

donde nuestras piernas se elevan por encima del agua

y escriben celebraciones para recibir al fuego.

Lanzamos este fuego para que las palabras resecas se incineren.

 

Es un acto de purificación y a la vez de putrefacción.

El fuego verde inundará obtusos mamotretos

con páginas hechas sobre la reducción 

de nuestros huesos.

Para detener el éxodo de los poetas en manada.

Vamos a lanzarlos al éxito.

Vamos a tomar sus manos.

Vamos a escucharlos aullar.

LLAMADO PÚBLICO A POETAS PARA LA OCUPACIÓN DE SUS PROPIOS POEMAS

​I

Porque caímos en desuso y estamos malos.

Sin posibilidad real de interpelar a la política,

sin interés legítimo de ser parte.

Y nos asombramos del profundo silencio que guardan nuestros poetas sobre el mercado y las legiones extranjeras.

Hemos visto arder nuestra corona de papel maché en la casa de Julio Herrera y Reissig, mientras en la sala continua se acordaban las designaciones.

O también que un grupo de poetas finísimo 

se apropie de lecturas organizadas por poetas anarcos 

que terminan leyendo sus textos 

junto a una volqueta de basura, haciendo sonar su tapa.

 

«Parce que les verbes sont tués par des policier de la poésie

au service de l’opression de la poésie» (2)

(2) Porque los verbos son matados por los policías de la poesía, al servicio de la opresión de la poesía. (trad. del autor).

Serge Pey

 

El Ateneo de Montevideo guarda una luz encendida

en la habitación de los premios fantasmas.

 

II

Porque caímos en desuso, y estamos malos.

Vamos por el lado del papel que juega el papel,

priorizamos la edición de consignas que nos salven.

El olvido es un monstruo vestido de gala.

El olvido baila break dance entre las tumbas de Delmira Agustini 

y Carlos Sabat Ercasty.

Porque estamos malos, malos, muy malos,

como lobos en conflicto ante la gremial de ovejas.

¡Queremos un lector! ¡Uno!

Queremos un lector que nos lea para ahorrarnos las horas de charlar con él.

 

Lo invitamos a lecturas en salones para justificar las horas de los especialistas.

Pedimos su brazo, hacemos transfusión de poesía y el olvido lo depositamos en frascos.

III

 

Estamos malos por la contaminación de ciertas

plantas de pies horrorosas.

Plantas que promueven aquelarres en directo vía zoom,

capacitaciones para emprendedores que han 

perdido su empresa.

Para ellos, y específicamente para ellos es que 

alzamos nuestra voz y damos el siguiente mensaje:

LLAMADO PÚBLICO A POETAS PARA LA OCUPACIÓN DE SUS PROPIOS POEMAS

Para pensar la poesía en términos de educación 

hay que pensar a los poemas en términos de poder.

Un poema es un pedazo de tierra ganada al silencio.

Un poema es un espejo de lo que no existe.

Un poema es un buen pan tostado con manteca.

 

Por esto es que recitamos poemas en ferias y plazas donde nadie sabe nuestro nombre.

Ahora ocuparemos por tiempo indefinido el lugar reservado al poema

con una buena porción de nuestras vidas.

Escribir - Hablar

Recitar - Registrar

Decir - Hacer

Recordar - Alucinar

Poemar - Soñar

Porque los poemas que no leo se siguen escribiendo.

(1) https://cooltivarte.com/portal/jose-manuel-barrios-escritor/ 

Teléfono

(+598)98-888-452

Revista "Barro", Uruguay

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