Selecciones de Hernán Claudio Rossi
Por Hernán Claudio Rossi Aloras
Recorridos
Setenta y cinco
son los años
de mi edad.
Mucho o poco
según se mire.
No he tenido aún
ni una trombosis,
ni un infarto,
ni una angina,
pero a veces me agito
y el pecho me duele
al despertarme.
No es una queja
ni un lamento,
solo lo cuento.
He viajado
en auto,
en avión,
en tren,
en barco
y en un helicóptero
que quebró sus aspas
incendiándose
y cayó en las aguas
-frías como siempre-
del río Hudson.
Lo cuento sin quejarme
porque tuve suerte
y estoy vivo.
En mis setenta y cinco años
me han pasado muchas cosas
y he dicho casi siempre
la verdad.
Y otras muy pocas veces he mentido,
como recién,
con lo del helicóptero.
Agradezco al saco que me trajo
Tengo este solo saco y me lo he puesto
para ver esta oferta de trabajo.
Larga y densa es la fila -falta y resto-.
Dan ganas de tirar todo al carajo.
Un señor más amable que una tía
me dice que una sola es la vacante,
y que es difícil que resulte mía
habiendo tanto y tanto postulante.
Le digo igual que no se ponga triste,
la situación es mala para todos,
le digo gracias, le agradezco el gesto.
Este mundo tan raro no resiste
ni crítica ni lárgate ni modos:
mi saco y yo vinimos con lo puesto.
Cosas que no hago con una salvedad
Yo no saco el boleto fratricida
ni me subo en el tándem de la historia
ni me aprendo la gloria de memoria
ni le compro motivos al suicida.
Me duele más el paño cada año,
la vejez se me instala a sangre y fuego
y aunque esquive su flecha, desde luego,
hay algo que aunque tenga yo lo extraño.
De este año ya escurrieron varios meses
a caballo del sol y de la luna
y también del crepúsculo y del alba.
"Una sola vez" es todas las veces
que son, por ser, tan solamente alguna,
esa vez, esa boca que te salva.
